miércoles, 25 de julio de 2007

Antitusígenos

El objetivo del tratamiento con antitusivos es reducir la frecuencia y gravedad de la tos sin alterar las defensas mucociliares. Antes de emplearlos es deseable identificar la causa subyacente y tratar la misma ya que, al fin y al cabo, la tos no deja de ser un mecanismo protector. Por lo tanto los antitusígenos deben ser empleados con cautela y están contraindicados si la tos es productiva.

Breve recuerdo fisiológico.

Los receptores irritantes, los quimiorreceptores y los receptores de estiramiento son los responsables de iniciar el reflejo de la tos. La broncoconstricción es otro estímulo desencadenante bastante frecuente.
Al ser estimulados estos receptores, se envía un mensaje al centro de la tos situado en el bulbo raquídeo, que a su vez envía mensajes a los músculos del pecho, diafragma y pared abdominal para que se contraigan.

Las vías de la tos se componen de los receptores y los nervios sensitivos de las vías respiratorias, el nervio vago, el centro de la tos (tronco encefálico, puente) y los efectores, incluyendo la glotis y los músculos espiratorios.

Esto tiene una consecuencia muy importante: la inervación de estos receptores y los lugares donde se desencadena se suplen exclusivamente por el nervio vago. Esto explica que algunas estructuras, que no se consideran parte del aparato respiratorio (ej: membrana timpánica), puedan estar implicadas en el reflejo de la tos.

También juegan un papel importante en este mecanismo los mediadores químicos; sirven para modular la respuesta de la tos. Estos mediadores incluyen la sustancia P, la calcitonina, el CGRP, la NKA y otras taquicninas. La modificación de la degradación de estas sustancias puede, en última instancia, ser útil en el manejo de la tos.

Clasificación

Los antitusígenos se clasifican según su punto de acción en “de acción central” y “acción periférica”.

Los fármacos de acción central actúan directamente sobre el centro de la tos. Pueden inhibir la frecuencia de la tos o modificar la actividad motora y se subdividen en narcóticos (opioides) y no narcóticos. La mayor parte de ellos actúan inhibiendo componentes específicos más que provocando una supresión general.

Los antitusivos opioides deprimen la sensibilidad del centro de la tos a los estímulos aferentes, se han asociado con fuertes propiedades sedantes y con constipación cuando se administran de forma crónica. Los representantes más frecuentes de este grupo son la morfina, la codeína y la hidrocodona y pueden emplearse tanto en perros como en gatos.

Los antitusivos de acción periférica pueden bloquear el reflejo de la tos mediante varios mecanismos. Los protusivos como mucolíticos o expectorantes facilitan la eliminación del irritante. Los broncodilatadores actúan incrementaçndo el calibre de las vías respiratorias aunque no existen evidencias de que la relajación de la musculatura lisa actue sobre el reflejo tusígeno.

Otros fármacos de acción periférica actúan bloqueando los receptores periféricos o reduciendo la actividad de los nervios eferentes implicados en el reflejo de la tos. Los anestésicos locales inhiben la tos inducida por varios estímulos cuando se administran tópica o sistemicamente, presumiblemente por una reducción de la descarga del nervio vago.

La efedrina, la teofilina, la acetilcisteina, la bromhexina así como agentes hidrantantes de las vías respiratorias se pueden considerar los representantes más clásicos de este grupo.

Indicaciones Clínicas

Pese a que todas las alteraciones del tracto respiratorio son susceptibles de causar tos no debemos olvidar que esta constituye uno de los mecanismos de defensa fisiológicos del aparato respiratorio que ayuda a eliminar las secreciones provocadas por las inflamaciones crónicas de las vías respiratorias. Tampoco debemos olvidar que cualquier contacto prolongado entre los mediadores de inflamación del moco y las células epiteliales perpetuará la inflamación, por lo tanto, debemos ser muy cautelosos a la hora de instaurar un tratamiento supresor de la tos. Sin embargo una vez que los signos clínicos indiquen que la causa de la tos se está resolviendo, el tratamiento antitusígeno puede ser deseable ya que una tos crónica puede aumentar la inflamación crónica, entrando así en un peligroso círculo vicioso que podría desembocar en un enfisema irreversible.

En vista de todo esto, la supresión de la tos puede ser beneficiosa sólo en determinadas situaciones. Quizás la condición más común donde este tipo de tratamiento puede ser exitoso son las enfermedades dinámicas de las vías respiratorias como el colapso traqueal.

A la hora de instaurar la terapia son de elección los antitusivos de acción central. Como hemos dicho estos se clasifican entre opioides y no opioides. Desafortunadamente, aunque los no opioides tienen la ventaja de no causar sedación, se ha visto que su eficacia es limitada. Es posible que debamos probar varios tratamientos hasta lograr un buen control de la tos.

Hasta aquí este recuerdo acerca de los antitusígenos. Me gustaría añadir que no he encontrado estudios clínicos realmente validos que nos aporten alguna evidencia para decidirnos por uno u otro antitusígeno, sería muy deseable que alguien con la casuística adecuada se animase a hacer un estudio sobre el tema.

Yo suelo usar el butorfanol que tenemos que encargar del extranjero ya que en España no se encuentra disponible de forma oral. Me ha dado buenos resultados y sólo en raras ocasiones el animal sufrió una sedación excesiva que se corrigió disminuyendo la dosis del fármaco

Espero que os sea de utilidad

Un saludo

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